Oda a las noches desquiciadas.

Se esconden las figuras
en mi piel de sal y espuma,
cuando nos cae la noche
se silencian los reproches,
ha comenzado la la fiesta
tan ambigua y siniestra,
callamos nuestra conciencia
y empezamos a disfrutar.

Regalan besos en la barra
chicas que ríen y bailan,
corre el alcohol como el agua
nos bañamos en cebada;
esto no tiene final.

Luces que eran estrellas
se mueven como sirenas,
y la luna sin su ropa
pide amor y otra copa,
el sol mira desde afuera
sentado solo en la vereda,
la música nos envuelve
con su cuerpo de serpiente.

Los disfraces se vendieron,
las caretas se perdieron
y la fiesta termino.

Solo me quedan dos gotas
de amor en esta copa
y la copa se rompió.